INTRODUCCIÓN[1]
La soja se origino en Asia hace aproximadamente 5.000 años. Se cree que los primeros escritos sobre la soja son el año 2.838 A.C., en China con el emperador Shennung. Se introdujo a en EEUU en 1765 llegando al Brasil en 1840 y a Paraguay en 1921. La importancia de la soja radica en los productos obtenidos de su procesamiento agroindustrial que se destinan al consumo humano, alimentos balanceados para animales y como materia prima para la producción de biodiesel. Además la soja es ingrediente de lubricantes industriales, solventes y pinturas.
La soja se origino en Asia hace aproximadamente 5.000 años. Se cree que los primeros escritos sobre la soja son el año 2.838 A.C., en China con el emperador Shennung. Se introdujo a en EEUU en 1765 llegando al Brasil en 1840 y a Paraguay en 1921. La importancia de la soja radica en los productos obtenidos de su procesamiento agroindustrial que se destinan al consumo humano, alimentos balanceados para animales y como materia prima para la producción de biodiesel. Además la soja es ingrediente de lubricantes industriales, solventes y pinturas.
En 1976 las
exportaciones de soja sumaban USD 1,06 millones, mientras que en el 2011
totalizaron USD 46.500 millones. En 1961, la producción alcanzó 26,8 millones
de toneladas. En el 2010, prácticamente llegó a 265,0 millones. A principios de
los sesenta y gran parte de los años setenta la producción estaba concentrada
en EEUU y países asiáticos, en Sudamérica se producía menos del 5%. En el nuevo
siglo, más del 50% de la soja proviene del cono sur de Sudamérica. Lo peculiar
de la soja es que el mayor valor se concentra en un “residuo” de su
procesamiento: la harina de soja, sin descartar que también se destina al
consumo humano, sirve de materia prima para lubricantes industriales, solventes
y pinturas. Últimamente, y posiblemente la próxima frontera es la utilización
del aceite para la producción de biodiesel. (Leer artículo completo)|
[1] Víctor Enciso (venciso@agr.una.py)
Departamento de Economía Rural-Facultad de Ciencias Agrarias, Campus de San
Lorenzo del Campo Grande. Las opiniones aquí presentadas son de exclusiva
responsabilidad del autor y no representan ni la posición ni la opinión de la
Facultad de Ciencias Agrarias ni de la Universidad Nacional de Asunción
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