29 de octubre de 2012

Difusión del algodón GM e impacto en la rentabilidad de Pequeño Productor


Argentina: Difusión del algodón GM e impacto en la rentabilidad de los pequeños productores de la Provincia del Chaco”


Antecedentes
Bien pareciera ser que existe la creencia de que la introducción del algodón genéticamente modificado (GM) y su siembra por parte del pequeño agricultor, significara: (i) el resurgir del otrora oro blanco en el país,  (ii) la mejora del nivel de vida de las familias algodoneras  y (iii) la dinamización de la economía campesina (rural). Esta creencia por lo general se fundamenta en estudios tales como el de Jonas Kathage1  y Matin Qaim del Departamento de Economía Agrícola y Desarrollo Rural  de la Universidad Georg-August de Goettingen, Alemania (link). Estos en un estudio realizado en la India concluyeron que el algodón de Bt ha creado las ventajas grandes y sostenibles, que contribuyen al desarrollo económico y social positivo en ese país. He buscado algo similar para el caso de Paraguay y no he tenido éxito. Mea culpa desde la academia. Pude acceder a un trabajo de investigación titulado “Argentina: Difusión del algodón GM e impacto en la rentabilidad de los pequeños productores de la Provincia del Chaco”, (Revista CEPAL N° 107-Agosto 2012).

La investigación fue realizada entre los años 2010 y 2011 por Valeria Arza, Laura Goldberg y Claudia Vázquez investigadoras del Centro de Investigaciones para la Transformación (CENIT). Argentina tiene una amplia experiencia en el cultivo de algodón GM. El mismo se introdujo en 1998 y para el 2010 ya cubría prácticamente toda la superficie. En la campaña 2010/2011 el 89,3% del algodón sembrado pertenecía al evento apilado Bt+RR, el 9% al RR y el 1,2 al evento Bt. Dentro de las limitaciones del caso, la experiencia argentina puede ayudar. La adopción de los GM es parte de un paquete tecnológico que se describe a continuación. “Para maximizar los rendimientos y la rentabilidad de su adopción, se recomienda que las semillas GM estén acompañadas por determinadas prácticas e insumos.

Aunque es posible adoptar solo algunos de sus componentes, el paquete tecnológico completo incluye: semillas GM adquiridas en el mercado formal; siembra directa en surco estrecho (0,48-0,5 metros); herbicidas e insecticidas para aplicar a lo largo del ciclo del cultivo; reguladores de crecimiento; defoliantes y cosecha mecánica empleando la cosechadora stripper adaptada a surco estrecho. La utilización de este paquete requiere de una escala mínima que justifique la mecanización y conocimientos técnicos”. A continuación presento un resumen del citado trabajo con el objeto de ilustrar, o al menos iniciar una discusión, sobre la viabilidad de dicha tecnología en el mejoramiento de la calidad de vida de los pequeños agricultores. Todos los resúmenes tienes sus limitaciones y está sujeto a subjetividades de las cuales me hago único responsable.

La Provincia del Chaco

La Provincia del Chaco está situada en el norte de la Argentina. Limita al norte con la Provincia a Formosa; al este, con Paraguay y la Provincia de Corrientes; al sur con la Provincia de Santa Fe y, al oeste con la Provincia de Santiago del Estero. La población es de 980 mil habitantes aproximadamente y el 40 % reside en el Departamento San Fernando donde se halla la capital provincial, Resistencia. Datos del 2009 ubican al Chaco como la tercera provincia más pobre de la Argentina de acuerdo al Índice de Desarrollo Humano de las NNUU.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Agricultura, en promedio el 60% del área sembrada de algodón en la Argentina se halla concentrada en el Chaco. Los datos del Censo Nacional Agropecuario del 2002, señalaban que los grandes productores (6% de los productores) eran responsables de casi la mitad de la superficie sembrada con algodón, y que el 60% de los productores sembraban en parcelas menores de 10 hectáreas.

Las condiciones de vida de los pequeños productores en el Chaco son duras. No tienen acceso a servicios básicos, la agricultura que practican es principalmente dedicada a la producción de rubros para autoconsumo siendo el cultivo del algodón el único realizado para la generación de ingresos. La principal fuente de mano de obra es la propia familia. Por lo general la fuente de crédito es vía canales informales por sobre todo para la compra de insumos. Los derechos sobre la tierra donde habitan y trabajan son bastantes frágiles.

Los cultivos GM en Argentina

Los cultivos genéticamente modificados (GM) fueron lanzados en Argentina en 1996. En 1998 se obtuvo la aprobación para comercializar el algodón Bt y en el 2001 se hizo lo propio para la semilla RR. Finalmente, en el 2009 se obtuvo la aprobación para comercializar algodón Bt y RR. Desde su introducción, el uso de las semillas GM se expandieron rápidamente. El éxito del uso de semillas GM se relaciona con ahorros en costo de mano de obra y pesticidas.

Las investigaciones aplicadas a la Argentina reportan un resultado favorable por la adopción de los GM y su tecnología ya que aumentó la rentabilidad de la producción de algodón en dicho país. Estudios hechos con datos de las campañas 1999/2000, 2000/2001 y 2001/2002 concluyeron que: (i) la tecnología GM incrementó los rendimientos en 500 kg/ha en promedio, (ii) los costos se redujeron debido a la disminución del uso de pesticidas, tanto en cantidad como en el número de aplicaciones, y (iii) que el 86% de los beneficios del uso de GM quedaba en mano de los agricultores.

A la fecha, diez años posterior a esos estudios, los autores del trabajo aquí comentado ponen a prueba dicha afirmación contrastándola con la realidad de los pequeños agricultores del Chaco argentino, mediante un estudio realizado entre el 2010 y el 2011.

Resultados

Efectos en los medianos y grandes productores

La introducción del paquete tecnológico asociado al GM permitió la ampliación de la frontera agrícola, y como efecto, la soja se ha convertido en un cultivo apto para la región. Esto permite que los productores de este estrato tengan una producción diversificada, ya que combinan la producción de algodón con la de soja, girasol, maíz o sorgo. Los efectos del algodón GM para este estrato coincide con la descripta en la literatura. Los beneficios han sido tanto por el lado de la disminución de los costos y como por el aumento de los rendimientos, que se pueden resumir en: (i) ahorro significativo de costos de mano de obra, debido a un mejor control de malezas; (ii) menor egreso por compra de pesticidas; (iii) incremento en el rendimiento del cultivo.

Efectos en pequeños productores

Los pequeños productores han adoptado el paquete tecnológico en forma incompleta. Utilizan semilla GM no certificadas y de baja calidad. No han adquirido las maquinarias que le permita sembrar en surcos reducidos, por lo cual no han cambiado sus técnicas de siembra, manteniendo una distancia entre surcos de 0,7 a 1,0 metros. Al momento de la cosecha, tampoco utilizan maquinarias cosechadoras, ni defoliantes tampoco la aplicación de los herbicidas no es la adecuada. La recolección sigue siendo manual, la cual debido a la migración de los jóvenes ocasiona dificultades a la hora de recoger la producción. La escasez de mano de obra obliga a contratar cosecheros, aumentando así los egresos financieros de la finca.

No resulta evidente que el pequeño productor haya percibido aumento en el rendimiento a partir del uso de la tecnología GM. Más bien el rendimiento se redujo. Entre las causas se pueden citar varios factores: (i) La diseminación del picudo del algodonero, que no es controlado por el gen Bt disponible en las semillas comerciales y las limitaciones para afrontar las erogaciones que significa la compra de los pesticidas impiden efectuar un control químico adecuado. Aunque hay que indicar que existen prácticas tendientes a limitar la incidencia negativa del picudo, ellas no están difundidas entre los pequeños productores; (ii) los suelos donde producen algodón están desgastados por el monocultivo; (iii) la asistencia técnica si bien existe es insuficiente y concentrada en reuniones en el pueblo pero no en las fincas. Aparte de estas limitaciones agronómicas, la débil posición de los pequeños productores en la cadena de comercialización (dependencia de los intermediarios) impide el acceso a mejores precios e incluso a negociar un precio Premium por la calidad de la fibra cosechada a mano, que es de mayor calidad en relación a la recolectada por maquinarias (grandes productores).La mayoría de los productores dejo de carpir debido al uso de semillas con el gen RR, lo cual es altamente valorado por los mismos. Pero desde otra perspectiva, esto ha reducido la ocupación de la mano de obra familiar que ante la falta de alternativas para su empleo (no existe costo de oportunidad), hacen surgir dudas de que realmente se produzca un ahorro económico para los pequeños productores.

En resumidas cuentas, la situación de los pequeños productores en relación al cultivo del algodón GM es mala y se puede resumir en los siguientes puntos:(i) han adoptado una versión incompleta del paquete tecnológico GM.(ii) no incorporan maquinarias, que les permita alcanza economías de escala.(iii) tienen limitaciones para acceder a la mayoría de los insumos (capital).(iv) no realizan un control de plagas (picudo) adecuado.

Si en definitiva no se puede concluir que los pequeños productores de algodón hayan podido mejorar los rendimientos y la rentabilidad mediante la adopción de semillas GM, tal como se reporta en la literatura para productores de mayor envergadura. Entonces ¿por qué siguen sembrándolo? La respuesta está en que el cultivo del algodón forma parte de la cultura de los pequeños productores. Además, funciona como moneda de cambio. Siempre se encuentra a quien venderlo, no es perecedero y es resistente a condiciones climáticas adversas.

Otros efectos

Hasta principios de los noventas, toda el área sembrada con algodón correspondía a variedades desarrolladas por el INTA. Con la introducción del algodón GM esto cambió radicalmente. La amplia difusión y adopción de la semilla GM tanto entre los grandes como entre los pequeños productores, ha ocasionado que las semillas convencionales hayan prácticamente desparecido del mercado. Las pocas que circulan se estiman están altamente contaminadas con semillas transgénicas. Actualmente se siembran solo tres variedades y dos de ellas son importadas.

Por otro lado, debido a que la semilla de algodón permite la autofertilización, pudo ser multiplicada de manera informal sin la autorización ni el control respectivo. Según fuentes de la industria, las semillas de algodón GM no certificadas (bolsas blancas) representaban más del 80% de las semillas GM plantadas en el 2009. Aun mas las semillas a las que acceden los productores son de dudosa calidad, ya que se trata de semillas de la llamada “bolsa blanca”, que fueron adquiridas informalmente o distribuidas en forma gratuita por el gobierno local.

La rentabilidad del cultivo del cultivo del algodón para los grandes productores alienta a la expansión del cultivo mediante la compra de tierras a aquellos cultivadores a quienes el rubro no les resulta rentable. Consecuentemente la presión ejercida sobre los pequeños productores para la venta de sus tierras es grande. Tanto es así que muchos pequeños productores han abandonado el cultivo del algodón y en ciertos casos han vendido sus tierras.

Por otro lado, la brecha en la rentabilidad parece haber generado un consenso de que el cultivo del algodón no es rentable para el pequeño productor, y que deben dejar su cultivo, dedicándose a rubros destinados a los mercados locales, que son menos dependientes de escala, más acordes con las condiciones deterioradas del suelo, más relacionados con la soberanía alimentaria y potencialmente más rentables. Los pequeños productores rechazan esta creencia. Sus organizaciones, antes que abogar por dejar el cultivo del algodón concentran más bien sus reclamos y reivindicaciones en: (i) evitar las ventas de tierras y el éxodo rural; (ii) encontrar formas de incrementar su poder de negociación para que mejore la rentabilidad; (iii) el reclamo de un precio mínimo.

Conclusión

El estudio de Arza, Goldberg y Vázquez demuestra que la adopción del algodón GM en el Chaco ha traído mejoras para los grandes productores en términos de rendimientos y rentabilidad, pero no para los pequeños. Igualmente señala que a pesar de que el cultivo del algodón fue introducido a Argentina a principios del siglo XX, a la fecha luego de doce años de de la introducción de los GM, aun queda mucho para mejorar la rentabilidad de los pequeños algodoneros del Chaco. Finalmente, los autores concluyen que en el marco del actual sistema de producción imperante, que busca la reducción de costos medios mediante economías de escala, es probable que la sostenibilidad de la producción de los pequeños algodoneros siga en riesgo.

Les invito a ver el artículo en la siguiente dirección http://www.eclac.org/publicaciones/xml/6/47606/RVE107Arzaetal.pdf

Preparado por Víctor Enciso (venciso@agr.una.py) Departamento de Economía Rural-Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Asunción. Las opiniones aquí presentadas son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan ni la posición ni la opinión de la Facultad de Ciencias Agrarias o de la Universidad Nacional de Asunción

 

 

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