23 de diciembre de 2012

Respecto a Rio Tinto Alcan (a)

Esto de Rio Tinto Alcan (RTA) no huele bien. A más de todos los cuestionamientos técnicos, ahora surje que para la solución de conflictos recurriran al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) con oficinas en el Banco Mundial. Respecto a esto, bien vale la pena leer el siguiente articulo, aparecido en el Boletín N° 69 de SouthCentre del pasado 21 de noviembre.

 

La incipiente crisis de los tratados de inversión[1]


La epidemia de demandas internacionales multimillonarias de empresas contra gobiernos es motivo de preocupación pública y ha dado lugar a la revisión de los acuerdos internacionales de inversión.

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El creciente número de demandas judiciales internacionales ha puesto de relieve la incipiente crisis mundial de los tratados de inversión que, si bien son suscritos entre gobiernos, su naturaleza y efectos permiten a las empresas e inversores privados demandar a los gobiernos por millones y hasta miles de millones de dólares de los Estados Unidos.
Algunos de los casos más recientes vinculados a las inversiones incluyen: la sentencia dictada contra el Estado del Ecuador que obliga a dicho país a pagar 1.800 millones de dólares a la empresa petrolera estadounidense Occidental Petroleum; la demanda por 2.000 millones de dólares interpuesta por la empresa minera británica Churchill Mining contra el Estado de Indonesia; las demandas interpuestas por empresas tabacaleras contra el Uruguay y Australia como consecuencia de la adopción de medidas de salud pública por parte de ambos países; la amenaza de varias empresas multinacionales de demandar a la India; e incluso la confiscación de un buque de guerra argentino en un puerto de Ghana en nombre de una empresa de inversión estadounidense.
Las demandas, que dieron lugar a sentencias que obligaron a varios gobiernos al pago de miles de millones de dólares, fueron interpuestas por empresas e inversores que argumentaron que sus inversiones, comprendidas sus ganancias futuras, se vieron perjudicadas por una serie de políticas públicas como, por ejemplo, el incumplimiento de los contratos o la adopción de nuevas medidas sanitarias, ambientales o económicas.
La mayoría de los casos de arbitraje son sometidos al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), con sede en las oficinas del Banco Mundial, en Washington.
Este sistema de tribunales de arbitraje es ampliamente criticado por su falta de profesionalidad y de transparencia, por la existencia de conflictos de intereses y por el secretismo que rodea sus casos y decisiones.
La epidemia de demandas y las grandes pérdidas económicas que han sufrido o que podrían sufrir los gobiernos está generando serias preocupaciones y llamamientos por parte de varios gobiernos, al igual que de grupos de interés público y de juristas, a que se revisen y modifiquen los acuerdos que han dado lugar a los juicios.
 Hay dos tipos principales de acuerdos: los tratados bilaterales de inversión (TBI) suscritos entre pares de gobiernos (actualmente existen alrededor de 3.000), y los capítulos sobre inversiones de los tratados de libre comercio (TLC) bilaterales o regionales (en particular en los que los Estados Unidos son parte).
Muchos de los acuerdos incluyen sistemas de resolución de controversias «entre inversor y Estado», en virtud de los cuales una empresa o inversor privado puede demandar directamente a un gobierno ante un tribunal internacional al argumentar que sus bienes o ganancias han sido «expropiados» o perjudicados por el incumplimiento del contrato o por la reciente adopción de medidas de política.
 A continuación se enumeran algunos casos de demandas recientes interpuestas por inversores contra los Estados:
 • En octubre de 2012, un tribunal del CIADI dictó sentencia a favor de la empresa estadounidense Occidental Petroleum (Oxy), mediante la cual ordenó al Estado del Ecuador a pagarle 1.800 millones de dólares, la mayor suma jamás concedida, en una demanda judicial interpuesta en virtud del TBI firmado entre los Estados Unidos y el Ecuador. Asimismo, el Ecuador deberá pagar 589 millones de dólares por concepto de intereses compuestos retroactivos y la mitad de las costas procesales, es decir que la indemnización total asciende a alrededor de 2.400 millones de dólares. El Gobierno había rescindido un contrato con Oxy debido a que la empresa violó una cláusula que estipulaba que no vendería sus derechos a otra compañía sin permiso del Estado. El tribunal confirmó que hubo incumplimiento de contrato, pero dictaminó que la rescisión no constituyó trato justo y equitativo a la empresa. (Ben Beachy, Public Citizen Global Trade Watch).
 • La empresa minera Churchill Mining, con sede en Londres, demandó al Gobierno indonesio por 2.000 millones de dólares en el mes de junio. La empresa argumenta que el gobierno local violó su derecho de desarrollar actividades mineras en Busang (Kalimantan oriental) al revocar los derechos de concesión que estaban en manos de una empresa local en la que Churchill Mining había invertido. El Gobierno contestó la demanda con el argumento de que la empresa no poseía las licencias mineras adecuadas para realizar la actividad. El Ministro de Justicia, Amir Syamsuddin, afirmó que la adquisición de Churchill Mining de una empresa local fue contraria a la ley, ya que la empresa no informó al gobierno local ni al gobierno central, ni obtuvo su aprobación para realizar la compra. Dos ministros y otros funcionarios superiores representarán a Indonesia en el caso ante el CIADI. (Strait Times, Singapur, 18 de septiembre de 2012).
• La empresa tabacalera Philip Morris demandó al Estado uruguayo por supuesto incumplimiento del TBI entre Uruguay y Suiza, debido a que el Uruguay exigió que los paquetes de cigarrillos exhibieran advertencias sanitarias gráficas. La empresa también demandó a Australia, en virtud del TBI firmado entre ese país y Hong-Kong, debido a que el Gobierno australiano exigió el empaquetado genérico de cigarrillos. La empresa sostiene que los requisitos de embalaje en ambos países son contrarios a las condiciones de su inversión, entre ellas su marca que, por tratarse de propiedad intelectual, se considera un valor de inversión.
• El Gobierno de la India tiene previsto revisar sus TBI luego de que empresas de telecomunicaciones notificaran al país que lo demandarían en virtud de los BIT, como consecuencia de un fallo de la Corte Suprema india de abril de 2012 que revocó las licencias 2G otorgadas a las empresas. La empresa Sistema invocó el tratado de inversión entre la India y Rusia, mientras que Telenor invocó el acuerdo con Singapur, mediante el cual la empresa de telecomunicaciones realizó la inversión, según informó el periódico Indian Express, que a su vez citó a un funcionario del gobierno: «Necesitamos revisar las cláusulas de los tratados para asegurarnos de que algo similar no vuelva a suceder en el futuro».
 • Hay dos casos conocidos por resolver contra el Estado de Viet Nam, que fueron iniciados ante tribunales internacionales. En 2010, el empresario estadounidense Michael L. Mckenzie, interpuso una demanda en la que argumentaba que las autoridades vietnamitas no habían protegido sus inversiones en un proyecto para la construcción de un centro vacacional en Viet Nam. En 2011, la empresa Dialasie SAS demandó a Viet Nam en virtud del TBI firmado entre Francia y dicho país. Dialasie tenía un contrato con el organismo de seguridad social de Viet Nam para la administración de una clínica privada de diálisis en la ciudad de Ho Chi Minh, pero la clínica cerró en 2006 en medio de una serie de controversias con las autoridades locales de salud pública. (Luke Eric Peterson, IA Reports).
•En noviembre de 2012, la empresa de energía estadounidense Lone Pine Resources demandó al Canadá por 250 millones de dólares en virtud del capítulo de inversiones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), debido a que el Gobierno provincial de Quebec declaró una moratoria de la fracturación hidráulica (un método para obtener gas de esquisto) y prohibió la perforación en el río San Lorenzo lo que, según la empresa, va en contra de su permiso de perforación. (Fuente: The Star, Ottawa; y Globe and Mail, 15 de noviembre de 2012).
 La facilidad con la cual los inversores pueden interponer y ganar demandas contra los gobiernos con relación a una gran variedad de asuntos se debe a la naturaleza de los acuerdos de inversión:
En primer lugar, la definición de «inversión» incluida en los tratados suele ser muy amplia: cubre las inversiones directas, las inversiones de cartera, los préstamos, las franquicias, las licencias, los contratos, la propiedad intelectual y otros activos. Para que los inversores puedan iniciar acciones contra los gobiernos, basta con que afirmen que sus derechos a cualquiera de estas inversiones han sido violados.
En segundo lugar, los tratados conceden a los inversores trato nacional, «trato justo y equitativo» y protección a sus inversiones, cuyas definiciones son tan flexibles que los inversores pueden argumentar que sus derechos han sido violados por una gran variedad de motivos.
En tercer lugar, muchos de los tratados impiden a los gobiernos controlar o reglamentar la entrada y salida de capital, mientras que otros limitan la imposición de prescripciones de resultados a las empresas extranjeras o les impiden a los gobiernos hacerlo.
En cuarto lugar, los tratados prohíben la expropiación de las inversiones. La definición de «expropiación» es muy amplia, incluye la expropiación directa como, por ejemplo, la adquisición de bienes, pero también la expropiación indirecta, como las «confiscaciones regulatorias» o la aplicación de nuevas medidas normativas que afectan los posibles ingresos y beneficios de los inversores. Por consiguiente, los inversores han demandado a los gobiernos por haber modificado o rescindido contratos, o por haber adoptado normas o reglamentos sobre salud o medio ambiente.
En quinto lugar, algunos de los tratados permiten a los inversores demandar a los gobiernos directamente ante tribunales internacionales como el CIADI, el tribunal vinculado al Banco Mundial con sede en Washington, que figura en la mayoría de los tratados de inversión. Estos casos han hecho que los gobiernos dediquen a su defensa el escaso tiempo y recursos previstos para otros fines. En sexto lugar, el sistema de arbitraje está plagado de graves deficiencias que no se hallan en los tribunales tradicionales. En muchos casos, los miembros del tribunal son abogados que han representado a inversores en otros casos. Por ejemplo, en el caso interpuesto por Dialasie contra el Estado de Viet Nam, el presidente del tribunal es un abogado europeo que también se ha desempeñado en muchos otros casos como asesor de inversores.
Según el experto en comercio internacional e inversiones, Chakravarthi Raghavan: «Los paneles del CIADI están integrados por abogados que en algunas ocasiones forman parte del panel y en otras actúan como representantes de las empresas que demandan a los gobiernos y no tienen la obligación de revelar la existencia de un conflicto de intereses. Es hora de denunciar al sistema de los TBI y del CIADI, y a estos paneles de ‘arbitraje’ bastante arbitrarios». En séptimo lugar, los casos de arbitraje de los TBI están cubiertos por un velo de secretismo, es decir que no son realizados abiertamente y la existencia o el resultado de los mismos no se dan a conocer oficialmente.
Por último, es difícil que un país logre retirarse de un TBI a pesar de que haya determinado que es contrario a sus intereses, ya que muchos TBI contienen una «“cláusula de supervivencia»” según la cual el país está obligado a cumplir con las disposiciones del tratado durante un período de 10 a 15 años, luego de haber notificado su retiro del mismo.
El creciente número de demandas judiciales podría deberse también al establecimiento de despachos de abogados, en particular en los Estados Unidos y Europa, que se especializan en controversias en materia de inversiones y que alientan a los inversores a interponer demandas para obtener ganancias o beneficios.
El componente de inversión presente en los TBI y en los TLC ha provocado la indignación de los grupos de interés público, a los cuales les preocupa que estos tratados impiden o penalizan la aplicación de medidas vinculadas a la salud, la seguridad, el medio ambiente o el desarrollo.
Los gobiernos, en particular los de los países en desarrollo, también están cada vez más preocupados por esta situación. Al verse enfrentados a una gran cantidad de demandas, varios gobiernos han tomado medidas recientemente para revisar sus tratados de inersión.
Tras haber concluido la revisión de sus TBI, el Gobierno de Sudáfrica ha decidido no firmar ningún nuevo tratado de este tipo e intentará retirarse de los tratados existentes o renegociarlos, y asimismo formulará un nuevo modelo de TBI.
Por su parte, Australia anunció en abril de 2011 que no aceptaría la inclusión de disposiciones relativas a la solución de controversias entre inversor y Estado en sus TBI ni en sus TLC.
En abril de 2012, la India anunció que revisará sus TBI, en particular las cláusulas relativas a la solución de controversias, tras haber enfrentado la amenaza de posibles demandas en respuesta a una sentencia dictada por la Corte Suprema que anuló la concesión de contratos 2G a varias empresas extranjeras de telecomunicaciones.
 Asimismo, varios países latinoamericanos como Bolivia, el Ecuador y Venezuela han expresado fuerte preocupación con respecto a los TBI y anunciaron su retirada del CIADI.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), que ha sido uno de los principales promotores de los TBI, también está cambiando de parecer acerca de los beneficios de estos tratados. Ahora hace una distinción entre los TBI a los que denomina acuerdos para la libertad de los inversores y un nuevo tipo de TBI al que denomina acuerdos de inversión para el desarrollo sostenible, y promueve el pasaje del primer al segundo tipo de tratados. En vista de la gran cantidad de problemas que han surgido y de las múltiples demandas interpuestas contra los Estados, debería acelerarse la revisión y la reforma de los tratados de inversión tanto a nivel nacional como internacional.
 


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